Hoy, como por arte de magia, me pregunté: ¿Quién Soy?, y traté de ir más allá de lo básico y de empezar desde cero con todas las de la ley para llegar a ese descubrimiento. Me dije: por esta vez no tienes nombre, porque no eres tu nombre, por esta vez no tienes trabajo, ni amigos, ni familia, ni una melodía favorita, ni una película en especial,ni un libro; no eres una profesión, ni un carro.
Por un instante volví a ser todo: lo que creo que soy, lo que no soy y lo que espero ser. Me convertí en una materia prima inalterada, en una madera sin labrar, en un mármol sin ser tallado. En unalgo potencial capaz de ser y no ser.
Pensé estar sola en un lugar, sin importar si era una playa, un desierto o una montaña porque ese no es el asunto por el que estoy aquí ahora. Y decidí olvidar mi vida, olvidar lo que he aprendido, lo que quiero saber, lo que considero interesante, trivial, loco, sano, ajeno y me desprendí poco a poco de la realidad en la que estoy, mis filosofías dejaron de ser mías y mis valores ya no me pertenecían. Olvidé que mis dedos están presionando el teclado en este mismo momento, y mis ojos mirando el monitor y que mis pies juguetean de vez en cuando con el suelo frío.
Cerré los ojos, busqué en cada respiración el latir de mí misma...
... y sentí. Palpé sin necesidad de mis manos un momento de armonía donde no necesitaba nada más y comprendí que a veces el silencio tiene mucho que decir y nosotros mucho por escuchar. Fui libre porque no me esforcé para serlo.
Ví que en el "caos" del día a día regalar segundos sólo a nosotros mismos es como salir de las profundidades del mar para respirar un poco de aire antes de volver a nadar, antes de seguir robándole al tiempo más oportunidades para encontrar felicidad.
Así, como por arte de magia, me ayudé con las palabras para entender que yo soy, sí, yo soy ... ¿quién? .... soy yo: quien es porque quiere ser.
Es muy curioso darnos cuenta que hacemos de todo para no hablar con nosotros, nos mantenemos ocupados y si por alguna razón tenemos un momento de ocio lo desaprovechamos: vemos televisión, hablamos por teléfono, leemos un libro, vemos una película... Nos seguimos sumergiendo en las profundidades de la cotidianidad.
Pero piensa: ¿Cuántas veces le has dado un stop al tiempo y a la vida y has decidido acordarte de ti? ¿Cuántas veces has salido a tomar un poco de aire fresco?
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